martes, 29 de diciembre de 2015

Condenas entre 5 y 8 años a los apropiadores de Pablo Athanasiu Laschan, nieto recuperado 109

Condenaron a penas de entre cinco y ocho años y seis meses de prisión a los apropiadores del nieto recuperado 109

La Justicia impuso penas de entre cinco y ocho años y medio de cárcel a los apropiadores del nieto recuperado 109, Pablo Athanasiu Laschan, al término de un juicio oral en el que se declararon "crímenes de lesa humanidad" los delitos cometidos contra el joven, ya fallecido.
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El veredicto leído por el Tribunal Oral Federal 5 recayó sobre Enrique Lopez, condenado a ocho años y seis meses de prisión y su esposa Carmen Saunier, quien recibió una pena de 5 años.

Para el juzgado como entregador del bebé, secuestrado junto a sus padres en la última dictadura cívico militar, el ex comisario Juan Dib, se impuso una condena de 7 años y seis meses de prisión.

Los jueces Adriana Palliotti, Oscar Alberto Hergott y Daniel Horacio Obligado rechazaron planteos de prescripción de los delitos y de extinción de la acción penal ya que consideraron "imprescriptibles" los hechos juzgados.ro

La condena más dura recayó sobre López, un ex policía federal de 66 años que recibió al bebé de seis meses en 1976 y lo anotó como hijo propio bajo la falsa identidad de Carlos Andrés López.

Su esposa, de 88 años, fue encontrada coautora de los hechos y no estuvo presente en la sala durante la lectura del veredicto ya que por la mañana, durante las últimas palabras, sufrió una descompensación y fue retirada de la sala en silla de ruedas.

El nieto 109, Athanasiu Laschan, no llegó a presenciar el juicio ya que tenía cáncer y se suicidó a los 39 años en abril último.

Antes de conocerse el veredicto, el ex policía Dib proclamó su inocencia sobre lo ocurrido en abril de 1976.

Según consta en el expediente, López y Saunier inscribieron como hijo propio, bajo el nombre de Carlos Andrés López, a Pablo Germán Athanasiu Laschan.

Pablo había nacido en la ciudad de Buenos Aires el 29 de octubre de 1975 y, cuando estaba a punto de cumplir seis meses fue secuestrado junto a sus padres.

El bebé era hijo de una pareja de chilenos que había buscado refugio en la Argentina pero que finalmente, terminó secuestrada y desaparecida en el marco del Plan Cóndor, por el cual las dictaduras latinoamericanas coordinaban su accionar represivo.

En abril de 2013, el joven se sometió a un examen de ADN y se confirmó que era hijo de Frida Laschan Mellado y Angel Athanasiu Jara.

La fiscalía había pedido una condena de 15 años de prisión para López y Dib y 11 años de prisión para Saunier.

Los tres fueron condenados por los delitos de retención y ocultación de un menor de 10 años en concurso ideal con alteración del estado civil de un menor de 10 años.

A López, además, se lo condenó por falsedad ideológica de documento público destinado a acreditar la identidad, dado que fue quien hizo insertar los datos falsos que permitieron la inscripción en el Registro Civil de la víctima como hijo suyo y de Saunier.

En este juicio -que comenzó el 17 de noviembre pasado y se desarrolló a lo largo de siete audiencias- la querella está representada por la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, con su abogado Alan Iud.

De los tres condenados, el único que cumple con arresto efectivo es el apropiador López, debido a que su mujer está excarcelada y Dib goza de arresto domiciliario por su edad.

Cuando ocurrió el secuestro del bebé en 1976, Dib era jefe de la delegación Rosario de la Policía Federal. El apropiador Lopez trabajaba también allí y recibió la criatura.

La defensa oficial de la pareja había pedido la absolución y sostuvo que ambos creyeron siempre que se trataba de un bebé abandonado.

                                           

martes, 1 de diciembre de 2015

Otros casos de mujeres que pudieron sobrevivir

Reencuentros de hijos y madres

Mario no es el único hijo de desaparecidos que fue apropiado y que podría reencontrarse con su madre. Aunque los son escasos, dado que el plan sistemático de los represores incluía el asesinato de las mujeres luego de dar a luz, hay al menos otros seis nietos que a la vez que recuperaron su identidad, recuperaron a su madre.

Tamara Arze nació el 22 de julio de 1974 y, cuando tenía un año y medio, su madre, Rosa Mary Riveros, fue secuestrada. La niña
vivió al cuidado de una pareja hasta que una patota irrumpió en la casa y las fuerzas de seguridad dejaron a Tamara con unos vecinos. Rosa fue liberada en 1981, consiguió asilo en Suiza y buscó siempre a su hija en contacto con las Abuelas. En junio de 1983, las abuelas Mirta Baravalle y Rosa Roisinblit fueron hasta una casa en Guernica y tras una larga búsqueda localizaron a Tamara. La madre envió un casete donde le contaba a su hija qué había pasado, cuánto la extrañaba y todo lo que la había buscado. Tamara viajó a Suiza.

Los hermanos María Eugenia y Felipe Gatica Caracoche fueron recuperados poco después del regreso de la democracia y pudieron encontrarse con sus padres. En 1976 Ana María Caracoche y Juan Oscar Gatica tuvieron dos hijos. María Eugenia nació el 6 de febrero y Felipe el 23 de diciembre.

María Eugenia fue secuestrada en marzo de 1977 en la casa de una pareja que la estaba cuidando. Un mes después, su madre y su hermano corrieron la misma suerte. La mujer recuperó su libertad en mayo de 1977. Ella y su esposo buscaron a sus hijos y encontraron a Felipe en agosto de 1984. Otra familia lo había anotado como su hijo. María Eugenia había sido inscripta como hija propia por el comisario Rodolfo Oscar Silva y su esposa Armanda Elisabeth Colard. Fue restituida por un juez penal casi un año después, el 18 de septiembre de 1985.

En 2002, después de 26 años de búsqueda, Sara Méndez se reencontró con su hijo Simón Antonio Gatti Méndez. Las dictaduras argentina y uruguaya los habían separado en julio de 1976, cuando un grupo de tareas secuestró a la madre y se llevó al bebé, de veinte días de vida.

Mario Bravo anunció por radio que fue apropiado durante la última dictadura y se convirtió en el nieto 119

“Nunca pensé que iba a encontrar viva a mi mamá”

Su madre es de Tucumán y pudo sobrevivir al terrorismo de Estado. El creció en Santa Fe. Se comunicaron en los últimos días pero recién se encontrarán hoy. “Ella está rememorando momentos muy duros”, contó.

Por José Maggi - Desde Rosario

Mario Bravo se convirtió en el nieto 119 recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo. Vive en la ciudad de Las Rosas, Santa Fe, y hoy será protagonista de un momento histórico ya que se reencontrará con su madre, que vive en Tucumán, y quien se cuenta entre las pocas detenidas que pudieron reencontrarse con sus hijos. “Desde el lunes pasado en que quedamos en conocernos, mi madre me dijo que cuenta los minutos que faltan para encontrarnos.” Parece lógico, hace 38 años que no se ven. Cuando nació, su madre sólo escuchó su llanto, y le confesó que nunca supo si había sido varón o nena. Recién en la última semana descorrió el velo de su propia historia a la que pudo rearmar con retazos, gracias a Abuelas, el Banco Nacional de Datos Genéticos y la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi). Su madre es oriunda de Tucumán y Mario nació en cautiverio en esa provincia. “A mis dos hermanas, que son mayores, una la crió una vecina y la otra fue a un orfanato. Siete años después de salir de su encierro mi madre rehízo su vida, y tuvo otros cuatro hijos. Me dijo que cada vez que festejaba la Navidad y el año nuevo, siempre faltaba mi lugar. La verdad es que nunca pensé que iba a encontrar viva a mi mamá”, según le confesó ayer a una radio de su propio pueblo.

El joven de 38 años dio una entrevista a Renacer FM, de Las Rosas, ciudad donde vive. Allí reconoció haber “conversado en estos días con mi madre, que está rememorando momentos muy duros y me cuenta que recuperó la libertad después de dos años de cautiverio pero siempre amenazada para que mantenga silencio sobre lo ocurrido”. “Es terrible e impresionante a la vez, ella no sabía si yo era varón o mujer porque le pusieron una capucha y no me vio”, relató.

“Vengo hablando con mi madre, ella está rememorando todo. Según me contó estuvo dos años presa, detenida, en cautiverio y por un milagro quedó en libertad, pero amenazada. Tengo dos hermanas mayores, que estaban amenazadas y por eso ella no podía buscarme”, reveló Mario. La explicación no parece menor: “No hay que olvidar que en Tucumán tiene el agravante que siguió un represor en el gobierno como el general Antonio Bussi, es más en el año 1995 fue electo. Ese temor siguió hasta estos años, y hay que entender cómo somos en esta provincia, que es otra cosa. Pero allá se manejan otros códigos”, se sinceró el nieto recuperado.

“Entonces lo que pasó es que en 2007 mi madre comenzó su búsqueda en Abuelas. Me buscó, y lo primero que hizo fue dar su sangre en el Banco Nacional de Datos Genéticos, que depende de Conadi. Comenzó así una investigación larga, porque cuando llegas contás tu historia, la que vos sabés y ellos empiezan a atar cabos, y a partir de cómo atan cabos con lo que vos tenés, comienza todo”, contó.

“Yo ya venía hablando desde el mes de febrero con el Conadi y en agosto me llama la coordinadora general y tuve una reunión. Mi caso sonaba mucho por Tucumán, y entonces tengo una charla y me brindan datos. Así pasaron meses de pruebas y contrapruebas y finalmente dio la compatibilidad. Me llamaron hace 10 días y me informaron que debía presentarme para que me dieran el resultado.”

Sobre sus sensaciones en este momento indicó que “son emociones muy fuertes. Yo soy padre y no sé si aún tomo dimensión de todo esto que me está pasando. Mi madre biológica ya está en Buenos Aires y tiene una gran necesidad de verse conmigo. Los integrantes de Abuelas hacen una excelente contención”.

“Desde el lunes en que hablamos por primera vez ella cuenta los segundos que faltan para vernos”, contó con una marcada emoción y dijo que hoy, el día que se encontrará con su madre, será un día muy especial.

Las Abuelas de Plaza de Mayo eligieron la discreción para comunicar el hallazgo. El organismo de derechos humanos confirmó el hallazgo a través de un comunicado y prefirió mantener en reserva los detalles de esta historia, que es delicada y atípica. Parte de ella se conocerá hoy en la conferencia de prensa convocada en la sede de la institución. “Como ya ha trascendido en las redes sociales, felizmente otro hombre ha conocido la verdad sobre su origen y los invitamos a compartir la feliz noticia con nosotros”, expresaron en el escrito que se hizo público. Las Abuelas anunciaron hace menos de un mes el hallazgo de Martín Ogando Montesano, nieto de una de las fundadoras del organismo de derechos humanos, Delia Giovanola, que hasta ayer era el último joven víctima del terrorismo de Estado que había recuperado su identidad.