jueves, 6 de octubre de 2016

Alba Lanzillotto, tía del nieto identificado y ex secretaria de Abuelas


“Fue un rayo que le cayó encima”

Todavía no conoce a su sobrino, pero sabe que se conmovió con una entrevista radial que le hicieron a su hermano mayor y que se llevó las fotos de sus padres que le dieron en la Conadi. “Para mí fue inesperado. Tenía miedo de creer y decepcionarme”.

Todavía marca las erres, aunque no vive en La Rioja desde que volvió del exilio español. Alba Lanzillotto es docente y fue arrestada por unos días durante la dictadura. Cuando sus hermanas Ana María y María Cristina desparecieron, ella, que les llevaba 19 años, ocupó el lugar que en otras familias fue de las madres. Denunció, se unió a los organismos de derechos humanos y buscó. Durante años fue secretaria de Abuelas de Plaza de Mayo. El cuerpo de María Cristina fue identificado por el Equipo Argentino de Antropología Forense en una fosa común del cementerio de Avellaneda en 2005. Esta semana, las Abuelas y la Conadi (Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad) encontraron a su sobrino, el hijo menor de Ana María, que estaba embarazada de ocho meses cuando se la llevaron, en julio de 1976. Ella todavía no lo conoce personalmente. A él, cuenta, la noticia de que es hijo de desaparecidos “le cayó como un rayo”, porque no se lo imaginaba. Pero sabe que se conmovió al escuchar a su hermano Ramiro en una entrevista radial y que se llevó las fotos de sus padres que le dieron en la Conadi. “Le quiero decir que doy gracias a Dios por haberlo encontrado y poder abrazarlo. Después no sé. Capaz no me sale nada. Es así, aunque sepas todo te quedás sin palabras”.

–¿Cómo te enteraste que había aparecido tu sobrino?

–Con Estela no había hablado desde que dejé de venir a Abuelas. Me llama y me dice que necesita hablar urgente conmigo. Le digo que estaba mal, que no podía caminar bien. “Tenés que venir aunque no puedas caminar, te espero a las cinco y media”, me dijo. Estela lo sabía desde el sábado y estaba atragantada, pero había que guardar el secreto. Estela me esperó en la puerta y me dijo “ya sabés para que te llamé”.

–¿Y sabías?

–Fue inesperado. En mi caso creo que tenía miedo de creer y que después me decepcionara, así como tantas veces me ha pasado. Era una defensa. Uno está tan roto por dentro por todo lo que ha sufrido, que no quiere otro sufrimiento más. Mi nieta Lucía llamó a una compañera de Abuelas y le preguntó. Lo único que le dijeron fue “es un hombre”. Entonces vine a Abuelas y ahí se sentaron todos a contarnos y aportar todo lo que sabían.

–¿Cómo fue que llegaron a él?

–El equipo de investigación de acá y de La Plata se juntaron y se dieron cuenta de que estaban buscando lo mismo. La partera es la misma que entregó a la chiquita de Elena de la Cuadra y a otro nieto. Revisaban las partidas que había firmado.

–¿Qué sabés que se pueda contar de la reacción de él?

–Pobre, ha sido un rayo que le ha caído encima. No tenía la menor idea. Cuando habló con la mujer que lo tiene, él quería hacer los análisis para demostrar que era hijo de esas personas. Al principio ella le dijo que no se hiciera esos análisis. “Vamos a hacer unos análisis conmigo para demostrar que soy tu madre”, le dijo. Claudia (Carlotto) inteligentemente le retrucó: “si vos pensás que sos hijo de ella, hacete por favor los análisis para que nosotros podamos descartarlo”. El iba esperando un no, cuando le dieron el sí se quedó pálido. Se agarraba la cabeza y se le caían las lágrimas. Después, Manuel Gonçalves (nieto y secretario ejecutivo de la Conadi) lo acompañó hasta la puerta y le fue hablando, hablando. Le hizo ver unas fotos y él se las pidió. Manuel lo llamó al otro día y él le dijo que no había dormido en toda la noche porque se quedó buscando el Facebook y había un montón de fotos. El es idéntico a mi Ramiro (el hijo mayor de Ana María Lanzilotto y Domingo Menna, que tenía dos años cuando desaparecieron sus padres). Son dos gotas de agua. Y le dijo a Manuel “es idéntico a mí”. Manuel le mandó un reportaje que le hicieron a Ramiro en la radio y él dijo que estaba muy conmovido. Como dice Ramiro, nosotros lo buscamos y lo recibimos incondicionalmente, como es. Ramiro dice: “a mí no me importa lo que piensa, ni nada, yo lo quiero a él, pero cuando me encuentre con él me voy a presentar con todo lo que soy yo y con todo lo que pienso, para que me conozca”.

–¿Qué es lo que se sabe del parto de Ana María? Parece haber distintas versiones.

–Ella estuvo en Campo de Mayo. Patricia Erb la vio. Dice que El Gringo estaba encadenado, torturado… Y Ana María estaba a la vuelta, sentada en el suelo, con los ojos tapados con algodón. Después la vio en el baño con la chica (Liliana) Delfino y vio que estaba embarazada. La vio dos o tres veces. Los chicos de El Vesubio también dicen que estuvieron las dos mellizas. Yo creo que el parto se da en el Proto Banco, pero hay otros que dicen en Campo de Mayo. A muchas chicas de El Vesubio las llevaban a Campo de Mayo. Estaban más cerca del avión para mandarlos al mar… En el Proto Banco decían que había nacido el hijo del Gringo Menna.

–¿Te imaginabas varón o niña?

–Hubo dos posibles casos que eran niñas. Una vez, cuando puse un recordatorio en Página/12 me llamaron por teléfono. Y me dijeron que la hija de esa pareja se llamaba de apellido Videla y vivía en tal lugar. En esa época las Abuelas todavía no iban a abordar a los chicos, así que le dije a mi yerno que vaya. Ella lo recibió muy bien, creía que no era hija de su madre, se vino a tomar café y hasta era parecida a la Ani, tenía las mismas orejas. Pero se hizo los análisis y no dio. También creíamos que podía ser Carolina Bianco. Ramiro fue a hablar con ella. Mucho después se hizo los análisis y no dio.

–¿Cuál es tu fantasía del encuentro?

–Lo único que le quiero decir es que doy gracias a Dios por haberlo encontrado y poder abrazarlo. Después no sé. Capaz no me sale nada.

–Con tanta experiencia en Abuelas…

–Pero es así, aunque sepas todo te quedas sin palabras.

–¿Cómo llegaste a Abuelas?

–Estuve exiliada en España. La forma de luchar era a través de Amnistía. Había un grupo que se ocupaba de las melli, había otro que se ocupaba de mi hermano que estaba preso en Sierra Chica. Cuando volví, mi marido no quiso ir a La Rioja. Vinimos acá. Yo trabajaba en la Junta de Calificación y cuando salía pasaba un ratito por Abuelas. Ayudaba a Mirta Baravalle con los recortes. Después se murió mi marido y venía más a las Abuelas. Yo soy profesora de Literatura y Chicha Mariani me pidió ayuda con el boletín y me ocupaba de eso.

–¿Cuál debe ser el rol del Estado en la búsqueda de los chicos apropiados?

–Un Estado terrorista ha cometido estos crímenes. Si los gobiernos se sienten responsables del Estado, tienen que trabajar para la reconstrucción del Estado. Mientras no se sepa la identidad de los chicos, mientras no sepamos dónde están los restos de los desaparecidos, dónde están ellos… Si el Estado no colabora con eso es porque no quiere reconstruir el Estado. Tengan las ideas que tengan, tiene que trabajar por la reconstrucción del Estado.

–¿Cómo evaluás el rol de la Justicia?

–Hubo jueces cercanos a la dictadura, que no recuperaban nietos porque los expedientes de las Abuelas los metían en un cajón. Yo tengo una bronca bárbara con la Justicia, me da hasta bronca decir Justicia. Una vez en una radio estuve en una mesa con un gendarme. Yo dije que no existe la justicia porque los pobres están en la cárcel tengan 70, 80 o 90 años. En la cárcel hay o personas que piensan distinto o chicos pobres… como lo que le pasó a los chicos de La Garganta Poderosa. Cuando yo dije que la Justicia no es igual para todos, el gendarme me dijo: “señora, está diciendo una gran verdad, las cárceles están llenas de pobres, no he visto ningún rico en la cárcel”.

Nieto 121 : El hijo del Gringo Menna y Ani Lanzillotto del PRT - ERP

Una pieza en el rompecabezas de la historia

Estela Carlotto contó que las Abuelas y la Conadi ubicaron al joven porque su acta de nacimiento está firmada por una partera que participó en otros casos de niños apropiados durante la última dictadura. Su familia espera el encuentro. “Te amamos y no vamos a poner condiciones”, le dijo su hermano Ramiro.

“Nuestra patria es como un rompecabezas destrozado por la dictadura. Cada nieto que encontramos, cada resto que se identifica, es una piecita que colocamos. Necesitamos la ayuda de todos para armarlo. Y del Estado, claro”, dijo Alba Lanzillotto durante la conferencia de prensa realizada en la casa de las Abuelas de Plaza de Mayo para informar oficialmente sobre el encuentro de su sobrino, el hijo de su hermana Ana María Lanzillotto y de Domingo “El Gringo” Menna, ambos secuestrados en Villa Martelli el 19 de julio de 1976, cuando ella estaba embarazada de ocho meses. El niño que nació durante el cautiverio de su madre es hoy un hombre de 40 años, que ya sabe que fue apropiado, pero que todavía no se reunió con la familia que lo buscó todos estos años. A él le dedicaron su tía y su hermano Ramiro muchas de las frases que dijeron ayer, con la esperanza, casi certeza, de que las escuchara por televisión. “Acá hay una familia que tiene 40 años de amor para darte. No vamos a poner condiciones, sabemos que no es fácil lo que estás pasando, el camino a recorrer no es fácil, pero cuanto antes mejor”, dijo Ramiro Menna, con esa pelada y esa barba que, dicen, su hermano tiene casi por duplicado.

La conferencia empezó poco después de la una, cuando los integrantes de la gran familia Menna Lanzilotto se fueron acomodando de parados detrás de la mesa que los separaba de fotógrafos, camarógrafos, periodistas e invitados. Sobre el mantel bordó había dos micrófonos, una foto de Ana María Lanzillotto, el Gringo Menna y un Ramiro bebé y un ramo de jazmines. Chicos de todas las edades se mezclaban con los ya grandes nietos, con Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo línea fundadora y Lita Boitano, de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. Los fotógrafos se desesperaban por la imagen de una niña de unos tres años y pullover fucsia que levantaba la foto de los padres desaparecidos del nuevo nieto, el caso 121 a los efectos de la estadística de las Abuelas.

Hubo aplausos para recibir a Alba, que caminaba apoyada en su bastón y que jugaba de local, ya que durante años fue secretaria de Abuelas de Plaza de Mayo. Avanzaba despacio y muy sonriente. Saludaba a los amigos a la distancia. Ramiro llegó con el puño en alto y su remera del Frente Riojano de Organización Popular, la organización en la que milita en Chepes, el pueblo donde se instaló cuando decidió dejar de ser cura salesiano y volver de Etiopía, donde se enamoró de su mujer. “Ana María Lanzillotto presente, ahora y siempre”. “Domingo Menna presente, ahora y siempre”. La frase que habitualmente cierra actos y reuniones, esta vez la abrió.

Los fotógrafos y camarógrafos seguían gritando y empujando, mientras Estela Carlotto, presidenta de las Abuelas, hacía gestiones para que todos pudieran ver. “La próxima vez lo hacemos en el CCK”, bromeó. Hubo aplausos. Justo hacían su entrada el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj y el representante de Derechos Humanos de la Cancillería, Leandro Despouy. “El Estado asume su compromiso al estar acá. No es gratuito. Significa que va a haber respuestas. Hay que esperarlas”, dijo Carlotto a modo de mensaje. Luego saludó a los presentes: “gracias por venir, nos hace mucha falta festejar, quedan muchas cosas por hacer y las tenemos que hacer entre todos, qué mejor que encontrar a los nietos que nos han robado”. Lo siguiente fue contar la historia de este joven, adulto, que recuperó su identidad. Sobre todo, la historia de sus padres y de cómo fue apropiado, aunque ese es un rompecabezas al que todavía le faltan piezas.

Ana María Lanzillotto y Domingo “El Gringo” Menna eran miembros del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Ana María nació el 22 de abril de 1947 en La Rioja. Tenía una hermana melliza, María Cristina, Tina. “En esa época no había ecografías y mi mamá no sabía nada. Cuando salió una la partera le dijo: “Doña Brígida, hay otra”, contó ayer Alba, que tenía 19 años cuando nacieron sus dos hermanas menores a las que los cinco mayores cuidaron casi como hijas. María Cristina también fue secuestrada durante el terrorismo de Estado. Sus restos fueron hallados en una fosa común en Avellaneda. Las “melli” estaban siempre juntas. En 1964 se recibieron de maestras y viajaron a estudiar a Tucumán: Ani, Derecho, y Tina, Escribanía. Allí tomaron contacto con el PRT y comenzaron su militancia.

Domingo Menna nació en Italia en 1947 y luego se instaló en Tres Arroyos. Empezó a militar en Córdoba, donde viajó a estudiar Medicina. Participó del Cordobazo y de la fuga del penal de Rawson. “Un día se presentó en la puerta de casa, `Soy el compañero de Ani y quiero hablar con su madre`. Se encerraron en la pieza. Cuando salieron, El gringo ya se la había metido en el bolsillo”, recordó Alba.

Ani y El Gringo fueron secuestrados el 19 de julio de 1976 en un operativo en el que el Ejército también capturó a los dirigentes del ERP Mario Roberto Santucho –que tenía previsto dejar el país al día siguiente– y Benito Urteaga. Ambos estaban en un departamento de Villa Martelli junto a Ana María y Liliana Delfino, la compañera de Santucho. Santucho y Urteaga fueron asesinados en el lugar o heridos de gravedad. El hecho fue presentado por los medios de la época como “un éxito en la lucha contra la subversión judeomarxista” que había permitido “aniquilar a la dirección de la organización revolucionaria”. Ani estaba embarazada de ocho meses y, por testimonios de sobrevivientes, se supo que fue llevada a Campo de Mayo, igual que el Gringo, secuestrado ese mismo día. Ella también fue vista en el centro clandestino “Puente 12” o Proto Banco. Su hijo nació en alguno de esos centros clandestinos de detención. Ramiro estuvo desaparecido hasta la primera o segunda semana de agosto de 1976, cuando su familia lo ubicó en una comisaría.

Las Abuelas informaron ayer que desde 2004 investigan denuncias sobre quien, ahora se sabe, es el sobrino de Alba y hermano de Ramiro: “El equipo de investigación había reunido documentación para aproximarse a él y plantearle la posibilidad de que fuera hijo de desaparecidos. Paralelamente, la Comisión Nacional Por el Derecho a la Identidad (Conadi) estaba realizando una investigación en colaboración con el juzgado federal Nº 3 de La Plata”. Es que el acta de nacimiento del hijo de Ana María y Domingo estaba firmada por la médica Juana Franicevich, quien ya había firmado las partidas de dos nietos restituidos.

En junio, miembros de la Conadi contactaron al sobrino de Alba y le propuso hacerse los análisis en el Banco Nacional de Datos Genéticos. El aceptó, pero estaba convencido de que era hijo de las personas que lo habían criado. La directora ejecutiva de Conadi, Claudia Carlotto, –ayer no estuvo en la conferencia debido al fallecimiento de su ex esposo Bruno Huck– le informó el lunes que las sospechas eran fundadas. Que era hijo de Domingo Menna y Ana María Lanzillotto.

“Es como que los chicos nacen de nuevo. Pero como deberían ser, como personas libres”, dijo Alba. Ramiro y Alba agradecieron a las Abuelas, a la Conadi y al Banco de Datos Genéticos. Ramiro dijo que entendía que la aparición de su hermano no era un hecho privado. “Lo siento como un logro de nuestra patria que se reconstruye en el marco de una lucha que siempre fue por la emancipación”. A la vez, le mandó un mensaje de tranquilidad a ese hombre al que todavía no conoce y que está asimilando esta noticia que le cambió la vida para adelante y para atrás: “Te damos tiempo, esperemos que sea más corto que largo. Te amamos y no vamos a poner condiciones. Sabemos que no es fácil lo que estás pasando”. Alba completó: “estamos anhelando el gran abrazo”.